La neurocosmética es un término que se acuñó por primera vez en el año 2007.
Se define como neurocosmética o cosmética emocional a la rama de las cosmética que estudia la conexión que existe entre la piel y el sistema nervioso.
Por tanto, se define como neurocosmético al actico cosmético que actúa sobre el sistema nervioso cutáneo.
Su acción se basa en el llamado sistema NICE: sistema neuroinmune-cutáneo-endocrino. La piel es la ventana que conecta las funciones nerviosa, inmune, cutánea y endocrina y es importante para mantener la homeostasis fisiológica.
Conexión cerebro-piel:
La relación que mantiene el cerebro con nuestra piel es muy estrecha: están unidos por millones de conexiones nerviosas. La piel es el órgano más grande de nuestra piel, el que está en contacto con el exterior y tiene gran cantidad de receptores nerviosos.
Los neurotransmisores son los mensajeros que transmiten la información a lo largo del tejido nervioso.
Por tanto, el estado de la piel viene determinado (entre otros factores) por la presencia de ciertos neurotransmisores o sustancias de estructura similar.
Estado de ánimo y piel:
Debido a la importancia del eje cerebro-piel, las emociones y el estado de ánimo se reflejan en nuestra piel. Algunas, con reacciones más momentáneas y otras con efectos más prolongados sobre el envejecimiento y la salud de la piel.
Los principales efectos son:
Nos sonrojamos ante una situación de vergüenza, ya que se produce una vasodilatación de los capilares.
Ante el miedo o un susto, nuestra piel palidece.
La depresión hace que nos cueste más cuidarnos, afecta al sueño, aparece ojeras y se reduce la luminosidad.
El estrés hace que se aumente la secreción de cortisol y de otros mediadores inflamatorios -> aumentan los radicales libres, empeoran trastornos de la piel como el acné, la psoriasis, la dermatitis seborreica o la rosácea. Aumenta el envejecimiento de la piel. Además, favorece la caída capilar, el desequilibrio de peso, el insomnio...
La felicidad es en cambio el estado de ánimo que beneficia a nuestra salud y a nuestra piel. Nuestro cerebro libera endorfina, serotonina y dopamina que mejoran la salud y el estado de nuestra piel.
Es por eso que en un estado de calma, bienestar y felicidad es cuando nuestra piel está más saludable.
La Neurocosmética busca potenciar ese efecto beneficioso de nuestra piel.
Podemos diferenciar su acción a 2 niveles:
1. A nivel sensorial: actúa sobre los estímulos sensoriales, generando experiencias positivas a través de texturas, perfumes, colores, efecto frío/calor...
Aquí interviene mucho el gusto personal, las culturas, los formatos o la zona donde apliquemos el cosmético.
Por ejemplo, no podemos imaginarnos un contorno de ojos con olor mentolado, pero en cambio en un gel relajante para piernas cansadas nos aporta frescor y bienestar.
2. A nivel de activos cosméticos con función psicoactiva: que actúen modulando la liberación de neuro-moduladores cutáneos:
-Inhibiendo la sustancia P: precursora de la respuesta inflamatoria.
-Inhibiendo el cortisol y sus efectos negativos en la piel.
-Estimulando la liberación de beta-endorfinas: favorecen el equilibrio, mejoran la capacidad inmunitaria, aportan energía y luminosidad, mejoran la renovación celular.
Consiguen una mejora en el bienestar, la suavidad y la relajación de la piel.
Algunos activos utilizados:
Extracto de lavanda: nos aporta relajación.
Flor de cerezo: acción antiestrés, ejerce un efecto de relajación en la piel y favorece la reparación y energía.
Triptófano+Vitamina B6: son los precursores de la serotonina (hormona de la felicidad) los que aporta serenidad y calma a la piel, favoreciendo su salud.
Extracto de Rhodiola rosea: actúa como adaptógeno para la piel en casos de estrés ambiental. Mejoran el rendimiento celular.
Extracto de Tephrosia purpurea que bloquea la producción de cortisol, mejorando el estado de la piel.
Neuropéptidos como acetilhexpéptido-8 o acetiloctapéptido, redensifican, aportan firmeza y elasticidad.
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